Máxima:


"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así... no dosifiques los placeres, si puedes, derróchalos. Si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad, hoy puede ser un gran día date una oportunidad... Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día, !y mañana también!" Joan Manuel Serrat

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10 febrero, 2011

Caer y levantarse: eso es lo importante

"Nadie te pudo detener.
Tu solo tenías que caer.
Y aunque no pudiste ver
ni te supiste sostener
te sirvió para crecer".

Vivir es tropezar, caerse, levantarse… no se cae quien no intenta caminar. Las caídas duelen mucho más cuando sabes que vas a caer… cuando presientes que pisaste mal… cuando vas embocando hacia el suelo y sabes que aunque te sostengas puedes lastimarte. Te aferras a lo que puedes y aun así te duele… Duele levantarse adolorido y miras si no te hiciste daño… otras veces te quedas tirado en el piso ya sea porque te da risa tu propia caída o porque te rompiste un pie. Te cuestionas… ¿cómo fue que tropecé? y nunca encuentras la explicación que te convence. Pero, con la fuerza que tengas, te levantas igual.   ¿Cuántas veces se ha caído usted? ¿Es verdad que solo tropieza quien anda? ¿Quién ha dicho que es fácil subir montañas?  ¿Está usted de acuerdo en que un hombre o una mujer no se miden por las veces que se caen, sino por las que se levantan?  ¿Levantarse es aprender?  ¿Aprende usted algo cada vez que se cae?
Desarrollo

Al caer, aprendemos a caminar. Ante la adversidad, existen hombres y mujeres que parecen haber nacido para manejar las dificultades. Son  personas que en presencia de un terremoto, un fuego, un accidente o una perdida de un ser querido, se sobreponen, reaccionan tempranamente y comienzan a actuar para enfrentar la situación y resolver el problema.    No se sabe si esta conducta es innata o aprendida. Lo cierto es que todos podemos comportarnos adecuadamente frente a las que se presentan en la vida, si nos preparamos para ello.    Lo primero que tenemos que saber es que estos hechos ocurren y que algunos nos tocarán.    Las estadísticas nos enseñan que todo ser humano tiene probabilidades de sufrir un accidente o hallarse en medio de un movimiento telúrico, maremoto, inundación, huracán o algún fenómeno de esta naturaleza. Suceden igualmente incendios, choques, desventuras, asaltos y otros tipos de desgracias.    Debemos aceptar el hecho de que al menos alguna de estas circunstancias podríamos presenciarla en nuestra vida.   Una vez que estamos conscientes de esto, el segundo paso es saber ¿Qué hacer para controlar la desbordada emoción durante el momento de una situación comprometida?    Lo normal es que perdamos el control emocional porque el miedo o el dolor nos paralizan, no nos dejan pensar ni actuar racionalmente.   En medio de una crisis, en nuestro cerebro ocurren millones de descargas eléctricas que reclutan a todas nuestras neuronas. Tenemos entonces que apelar al pensamiento y la razón. Para eso contamos hasta diez o cuanto sea necesario y comenzamos a respirar lentamente, inhalando por la nariz y exhalando el aire por la boca. Así logramos que dos áreas de nuestro cerebro paren y dejen de emitir impulsos nerviosos incontrolados. Poco a poco las neuronas "serenas" van a ir reclutando a las "nerviosas" y nos tranquilizaremos y sosegaremos, lo cual nos llevara a aclararnos.   En tercer lugar, ya despejados, hagamos un diagnostico de la situación. Una evaluación de los daños, perjuicios, agravios, pérdidas o incidencias de lo acontecido.    Por último, fijemos objetivos y planifiquemos para recuperarnos, mejorar y progresar. Luego, ejecutemos los planes para alcanzar las metas previstas.

 Tropezar para encontrar el camino

“Todos tropezamos muchas veces, si alguien no tropieza al menos de palabra este es varón perfecto y no tiene deficiencia en nada”.    Así dijo un sabio del siglo primero, quien aclaró en tiempo tan lejano, que nadie es perfecto y que equivocarse y tropezar está atado a la naturaleza humana.  Entre los millones y millones de seres humanos estamos nosotros, que también tropezamos y mucho, y contra bastantes cosas. Y hasta de vez en cuando tropezamos dos veces en el mismo lugar, o con la misma piedra.        Todos tenemos metas y sueños de todo tipo, y en ese camino hacia la meta, siempre hay tropiezos.    Lo primero es que uno debe tener claras sus prioridades si desea alcanzar esos sueños y metas. Pues si uno acomoda el resto de las cosas en su vida a esas prioridades, todo marcha bien y hay más probabilidad de éxito. Todo lo contrario sucede cuando uno deja las cosas al azar o se deja deslumbrar por algo difuso.    El camino hacia ese éxito siempre está lleno de tentaciones, de caminos que se separan y de zancadillas. Pero tener claro los objetivos sin dejar de ser flexivo, y levantarse es lo más importante. Cuando uno se levanta, aprende de los errores y continua adelante. Uno corrige las actitudes y acciones que le condujeron a fallar y deja atrás cualquier cosa que haga perder la perspectiva.   


Víctimas y amos de sus vidas

Todos tenemos el poder de cambiar nuestras circunstancias o mejorarlas. No existen víctimas, solo personas que se "creen" víctimas.
En la existencia elegimos entre dos papeles a representar: el de "víctima de la vida" o el de "amo de la vida”.   Las  víctimas nunca se levantan solos, los amos se levantan ellos y ayudan a otros a levantarse. Las actitudes de una VICTIMA son: Miedo. Apatía. Tristeza. Enojo. Rencor. Venganza. Frustración. Lágrimas. Culpa. Engaño. Manipulación. Dolor. Indecisión.   Por su parte, una persona que sabe que tiene el control de su vida tiene: Fortaleza. Optimismo. Dominio de sí mismo. Control. Paciencia. Paz. Amor. Voluntad. Decisión. Responsabilidad. Madurez. Valor.   Si quieres dejar de ser una víctima y convertirte en el amo de tu propia vida debes aprender primero a valorarte más, a creer e ti y en tus potencialidades.

Caer y levantarse

Muchas veces para darte cuenta de un error tienes que alejarte de la situación, tienes que verla desde muy lejos y desde otras perspectivas y es entonces cuando te das cuenta de todas y cada una de tus fallas. Lo que debemos tener presente, no son los errores, si no la capacidad de haberlos reconocido y el deseo sincero de enmendarlos y de cambiar. Que en un momento hicieras algo que en circunstancias normales nunca harías, no es para que te estigmaticen el resto de tu vida y para que tachen como si tuvieras una enfermedad contagiosa y mortal… No es justo.      Para levantarte y rectificar hay que caer, si nunca has caído no sabes lo que es levantarte, si te sientes ajeno a una caída no sabes lo difícil que es volver a ponerte sobre tus dos pies cuando todo te duele y cuando no tienes ni un hueso sano, es muy doloroso apoyarse de nuevo con seguridad en el piso… pero con dolor te levantas y comienzas poco a poco a sanar heridas y caminar firmemente de nuevo…              Felicitamos a todos aquellos que se han caído  y se han levantando, porque cada caída los hace crecer como personas.

La Terapia del día

El milagro de la vida

A eso de caer y volver a levantarte.
De fracasar y volver a comenzar.
De seguir un camino y tener que torcerlo.
De encontrar el dolor y tener que afrontarlo.
A eso no le llames adversidad,
Llámale sabiduría.

A eso de sentir la mano del destino
Y saberte impotente.
De fijarte una meta y tener que seguir otra.
De huir de una prueba y tener que encararla.
De planear un vuelo y tener que recortarlo.
De aspirar y no poder, de querer y no saber,
De avanzar y no llegar.
A eso no le llames castigo,
Llámale enseñanza.

A eso de pasar días juntos radiantes.
Días felices y días tristes.
Días de soledad y días de compañía.
A eso no le llames rutina,
Llámale experiencia.

A eso de que tus ojos miren
Y tus oídos oigan.
Y tu cerebro funcione y tus manos trabajen.
Y tu alma irradie, y tu sensibilidad sienta.
Y tu corazón ame.
A eso no le llames milagro divino,
Llámale milagro de la vida.


Autor Desconocido

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