Máxima:


"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así... no dosifiques los placeres, si puedes, derróchalos. Si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad, hoy puede ser un gran día date una oportunidad... Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día, !y mañana también!" Joan Manuel Serrat

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09 febrero, 2011

La dieta macrobiótica: ¿efectiva?

Cuando escuchamos la palabra dieta casi todos lo asociamos a un régimen de adelgazamiento. Pero cuando hablamos de la dieta macrobiótica, al igual que la vegetariana, nos refirimos a algo más: a una filosofía, a un estilo de vida. Como aseguran algunos especialistas “es la búsqueda del equilibrio físico y emocional a través de la nutrición”.      
Macrobiótica es una palabra que proviene de la conjunción de dos términos griegos, ‘Macro’ que significa grande o largo, y ‘Bios’, que se traduce en vida. Esta unión fue llevada a cabo por un filósofo oriental (japonés) de principios del pasado siglo 20. Su nombre era George Oshawa.  De la dieta macrobiótica estaremos debatiendo hoy.  ¿Conoce usted esta dieta? ¿Sabe en qué consiste? ¿Qué alimentos potencia esta forma de alimentación?  ¿Qué beneficios tiene para la salud? ¿Puede ser perjudicial?  ¿Se practica en Cuba?

Desarrollo


La alimentación macrobiótica define una manera de comer basada en el principio de equilibrio del Yin y el Yang y consiste en una adaptación de las tradiciones culinarias del Extremo Oriente. En ella alimentación, medicina y espiritualidad a menudo se presentan superpuestas.    Aunque exista una manera de describirla por separado, la realidad es que si nos ponemos a analizar existen principios equivalentes a los de la alimentación macrobiótica en la mayoría de cocinas del mundo entero. Incluso en las occidentales (en especial el hecho de tomar cereales y otras gramíneas como alimento base).                  La dieta macrobiótica fue traída a Europa desde Japón a partir de los años treinta por George Ohsawa (quien vivió entre 1893 y 1966). Como les decía al inicio del programa este fue un filósofo japonés, quien inspirado por las enseñanzas del doctor Sagen Ishizuka y los discípulos de éste Nishibata Manabu y Shojiro Gotoque, difundió esta forma de alimentación, que es también una manera de vivir. Ohsawa también trajo las enseñanzas de la teoría macrobiótica a América por los años cincuenta.      Con esta dieta, a través de la combinación de distintos alimentos, se busca encontrar un equilibrio cuerpo-mente.   El sistema macrobiótico preconizado por Oshawa consiste en una serie de diez dietas que van de menos tres a más siete.    Son dietas que se basan en una escala numérica que representa el consumo creciente o decreciente de ciertos alimentos.      Además de esas diez dietas, hay principios básicos que hay que tener en cuenta en la dieta macrobiótica.   Son estos:  Eliminar alimentos industriales (azúcar, conservas, colorantes…) por estar adulterados. No tomar ingredientes químicos. Esto incluye no consumir frutas ni verduras cultivadas o tratadas con abonos químicos. No tomar alimentos procedentes de los países alejados del lugar donde se vive. Cocinar los alimentos con aceite vegetal o agua, en recipientes de barro cocido, o de hierro esmaltado y salar con sal marina no refinada ni enriquecida. Además se debe consumir las verduras de cada estación. Reducir al máximo la ingesta de líquidos. No tomar café (sólo se admite beber té natural de China y de Japón). Evitar las hortalizas calificadas como Yin (su energía es debilitante), como las patatas, berenjenas y tomates. Consumir cereales como el  arroz integral, trigo, alforfón, centeno, maíz, cebada o mijo, cocidos o crudos, hervidos o salteados, al horno o a la crema.   Estos son alimentos Yan, es decir, su energía es tonificante. Además se debe masticar cada bocado por lo menos 50 veces.

Los alimentos de la dieta macrobiótica

Según la macrobiótica, la base de una alimentación justa la constituyen los cereales, ya que su equilibrio Yin-Yang sería el que más se aproxima al de nuestro organismo. Estos se consumen de preferencia en forma de granos integrales (cuando un alimento está refinado, lo que implica que se le ha quitado algo, por fuerza se lo desequilibra).           Es interesante que la mayoría de civilizaciones han surgido en torno a este alimento, el cual sigue constituyendo la base alimenticia de gran parte de los pueblos de la Tierra.    La macrobiótica no es ningún régimen vegetariano y se puede comer lo que se quiera. La alimentación macrobiótica consiste en comprender las especificidades de cada alimento para obtener la libertad de utilizarlos según los objetivos y necesidades de cada uno.   Por eso, decidir si se toman productos animales o no, de qué tipo o qué cantidad, dependerá del resultado que se quiera obtener y lo interesante es saber equilibrarlos.      Con respecto a las verduras, pasa lo mismo: se tiene que saber si se introducen en un régimen vegetariano o si acompañan productos animales. Desde el punto de vista Yin-Yang, cuándo se come vegetariano, se aconseja tomar en primer lugar aquéllas verduras que crecen bajo tierra -raíces-, ya que son las que complementan mejor a los cereales.       En macrobiótica se utilizan también los llamados "alimentos específicos", como algas, derivados de la soya, los tés verdes o las ciruelas. Se les llama así por sus cualidades a menudo medicinales y porque, al principio, se utilizaban raramente fuera de este tipo de alimentación.     Entre los llamados alimentos específicos se encuentran muchos de origen japonés, aunque se van cultivando y consumiendo cada vez más en Occidente.

Normas de la dieta macrobiótica

Les comentaba que la dieta macrobiótica no se limita a los alimentos que se consumen, sino que establece normas y costumbres. La actitud que se desprende de la macrobiótica se puede traducir a través de estos principios básicos:
•    Comer tan sólo cuando se tiene hambre y sólo la cantidad necesaria (o ser consciente de que, fuera de eso, el resto son excesos, aunque sean bien placenteros y a menudo ciertamente necesarios).
•    Tomar alimentos provenientes del medio en el que se vive y de temporada (éstos nos corresponderán de una manera más armoniosa, ya que el hombre, como los alimentos, también es un producto de su medio).
•    Evitar tomar demasiadas cosas extremadamente Yin con el fin de favorecer la fortificación del sistema nervioso autónomo (que se considera que constituye la base de un sistema inmunitario eficaz).
•    Tomar alimentos lo menos manipulados posible (integrales, sin abonos ni productos químicos; aunque gracias a las manipulaciones culinarias los efectos de estas sustancias puedan ser parcialmente equilibrados), sobre todo si se trata de productos animales.
Además, dice que se debe masticar concienzudamente cada bocado (Gandhi dijo que "se deben masticar las bebidas y se deben beber los alimentos") y discernir en cada caso por qué se come (¿para crecer? ¿Por placer? ¿Para curarse? ¿Para evolucionar espiritualmente?)

Conclusiones

A pesar de todo lo dicho hasta ahora, y aunque las proporciones en la comida macrobiótica son similares a las que hay en muchas culturas tradicionales del mundo, algunos nutricionistas concluyen que, si se sigue de forma extrema la dieta puede causar daños a algunos individuos.    Varios centros de estudios de nutrición del mundo ha condenando a menudo la versión más restrictiva de la dieta macrobiótica debido a sus deficiencias nutricionales.   Todos mencionan en sus estudios que "el estricto seguimiento de la dieta puede causar escorbuto, anemia, hipoproteinemia, hipocalcemia, pérdida de la función del riñón debido a la poca ingesta de líquidos, así como otras formas de malnutrición, e incluso la muerte.    Estas afirmaciones, sin embargo, se refieren a la versión extrema de aplicación de la dieta, basada en el único consumo de cereales integrales, que de todas maneras no se aconseja seguir sin consultar a alguien experimentado y siempre por un corto plazo de tiempo.   Lo que se aboga desde siempre por parte de dietistas y nutricionistas, es que una dieta variada es lo mejor para nuestra salud.    Por ello, las restricciones de consumo de ciertos alimentos que tiene la dieta macrobiótica, y el abuso de otros, puede ser perjudicial.       Pero si aún así, usted decide llevar adelante esta dieta, es necesario buscar el asesoramiento de expertos en nutrición para evitar riesgos para la salud.   En el caso de esta dieta macrobiótica, aunque no se busque estrictamente adelgazar en sí, también debemos contar con el apoyo de expertos. Así, el equilibrio cuerpo-mente será más completo y, sobre todo, seguro.



La Terapia del día

LOS VERDADEROS MILAGROS

Tres personas iban caminando por una vereda de un bosque: un sabio con fama de hacer milagros, un poderoso terrateniente del lugar y, un poco atrás de ellos y escuchando la conversación, iba un joven estudiante, alumno del sabio.
Terrateniente: "me han dicho en el pueblo que eres una persona muy poderosa que, inclusive, puedes hacer milagros".
Sabio: "soy una persona vieja y cansada... ¿cómo crees que yo podría hacer milagros?".
Terrateniente: "pero me han dicho que sanas a los enfermos, haces ver a los ciegos y vuelves cuerdos a los locos... esos milagros sólo los puede hacer alguien muy poderoso".
Sabio: "¿te referías a eso? Yo sólo pido se conceda un favor para el enfermo, o para el ciego, todo el mundo puede hacer lo mismo".
Terrateniente: "yo quiero pensar así para poder realizar los milagros que tú haces... muéstrame un milagro para poder creer en tí".
Sabio: "Esta mañana ¿volvió a salir el sol?"
Terrateniente: "!!!sí, claro que sí!!"
Sabio: "pues ahí tienes un milagro..... el milagro de la luz".
Terrateniente: "No, yo quiero ver un VERDADERO milagro, oculta el sol, saca agua de una piedra.... Mira, hay un conejo herido junto a la vereda, tócalo y sana sus heridas".
Sabio: "¿quieres un verdadero milagro?, ¿no es verdad que tu esposa acaba de dar a luz hace algunos días?".
Terrateniente: "Sí, fue varón y es mi primogénito".
Sabio: "Ahí tienes el segundo milagro.... el milagro de la vida".
Terrateniente: "Sabio, tú no me entiendes, quiero ver un verdadero milagro..."
Sabio: "¿Acaso no estamos en época de cosecha?, ¿No hay trigo donde hace unos meses sólo había tierra?"
Terrateniente: "Sí, igual que todos los años".
Sabio: "Pues ahí tienes el tercer milagro...."
Terrateniente: "Creo que no me he explicado, lo que yo quiero...." (El sabio lo interrumpe).
Sabio: "Te has explicado bien, yo ya hice todo lo que podía hacer por ti.... si lo que encontraste no es lo que buscabas, lamento desilusionarte, yo he hecho todo lo que podía hacer".
Dicho esto, el poderoso  terrateniente se retiró muy desilusionado por no haber encontrado lo que buscaba. El sabio y su alumno se quedaron parados en la vereda; cuando el terrateniente iba muy lejos como para ver lo que hacían, el sabio se dirigió a la orilla de la vereda, tomó al conejo, sopló sobre él y sus heridas quedaron curadas. El joven alumno estaba algo desconcertado.
Joven: "Maestro: te he visto hacer milagros como éste casi todos los días, ¿porqué te negaste a mostrarle uno al caballero?, ¿por qué lo haces ahora que él no puede verlo?".
Sabio: "Lo que él buscaba no era un milagro, era un espectáculo. Le mostré 3 milagros y no pudo verlos.... para ser rey primero hay que ser príncipe, para ser maestro primero hay que ser alumno... no puedes pedir grandes milagros si no has aprendido a valorar los pequeños milagros que se te muestran día a día. El día que aprendas a reconocer milagros en todas las pequeñas cosas que ocurren en tu vida, ese día comprenderás que no necesitas más milagros que los que obtienes todos los días sin que los hayas pedido".

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