Máxima:


"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así... no dosifiques los placeres, si puedes, derróchalos. Si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad, hoy puede ser un gran día date una oportunidad... Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día, !y mañana también!" Joan Manuel Serrat

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27 octubre, 2010

En la paternidad: solo recoge quien siembra

“Quien siembra plantas, recoge alimento. Quien siembra flores, recoge perfume. Quien siembra trigo, recoge pan. Quien siembra amor, recoge amistad. Quien siembra alegría, recoge felicidad. Quien siembra vida, recoge milagros. Quien siembra verdad, recoge confianza. Quien siembra cariño, recoge gratitud. Somos sembradores que repartimos diariamente miles de semillas a nuestro alrededor.  Que seleccionemos siempre las mejores semillas, para que, al recibir la cosecha correspondiente, tengamos siempre motivos para estar agradecidos”.
De sembrar estamos hablando hoy. De cuánto y cómo siembran los padres en sus hijos. Porque ser padres no es solo traer hijos al mundo, sino que implica compromiso y dedicación. ¿Está sembrando usted en sus hijos amor y valores?  ¿Conoce padres que al pasar de los años se sorprenden de que sus hijos no los quieran o no los respeten? ¿Creerán ellos que los hijos están obligados con los padres por haberles dado la vida?  ¿Qué es para usted sembrar? ¿Solo quien atiende su cosecha recoge buenos frutos?   ¿Qué sembraron sus padres en usted?  ¿Quiénes se preocupan más por la siembra que son los hijos: las madres o los padres?    ¿Cuántos viejos Andrés (el del spot televisivo) conoce usted?

 Desarrollo

¡Vamos a tener un hijo!, es una frase que a veces se dice a la ligera, como un simple capricho.  Vamos a tenerlo porque yo quiero y ya.   Pero la verdad es que esa no es la manera. Tener un hijo implica responsabilidad. Ser padres es un compromiso para el cual debemos tener el conocimiento y la disposición de la paternidad. Cuando se inicia la familia la mayoría de las parejas piensan que ya tienen la madurez para hacerlo, cuando la realidad esto se alcanza solo con la práctica. La verdad es que para poder ser responsable es necesario cubrir ciertos requisitos: en primer lugar estar dispuesto a trabajar durante 24 horas, estar dispuesto a desvelarse sin previo aviso y sin esperar algo a cambio, tener el tiempo y el dinero para atender al hijo y capacidad inagotable para aceptar que un hijo es prestado y dejarlo ir para formar su propia familia.       Pero además, para tener un hijo se debe tener independencia tanto económica como emocional, compromiso de la relación con la pareja, definir las normas que harán satisfactoria la relación, tener una buena negociación en las actividades diarias; comunicación y alegría para resolver problemas, así como espacios y tiempos para el hijo y por último tener horas libres para dedicarlas desde los primeros años de vida que son fundamentales para ellos.  ¿Tenía usted claro todo esto antes de tener hijos o los tuvo y aprendió por el camino?

Reflexiones

Seguramente usted ha escuchado el concepto de paternidad comprometida, y se preguntará si usted lo es o no.  Sepa que paternidad comprometida no es aplicable a padres perfectos, sino que se refiere a determinadas características presentes o ausentes en las relaciones entre padres e hijos.  Varios investigadores han determinado que estas características son: Tener sentimientos y conductas responsables respecto del hijo. Sentirse emocionalmente comprometido.
-Ser físicamente accesible. Ofrecer apoyo material para sustentar las necesidades del niño. Ejercer influencia en las decisiones relativas a la crianza del hijo.      Ahora, ¿qué efectos tiene sobre los hijos la paternidad comprometida? Por supuesto que los efectos son buenos. Investigadores que han tratado de encontrar esa respuesta han coincidido en señalar que los niños con padres altamente comprometidos se caracterizan por una mayor capacidad cognitiva, mayor empatía, creencias sexuales más libres y mejor capacidad de autocontrol.     Un factor fundamental para explicar estas diferencias es el contexto familiar en que estos niños son criados.    Los mismos estudios han demostrado que un alto grado de compromiso paterno hace posible que tanto la madre como el padre hagan lo que les parece más satisfactorio.         Permite a los padres un mayor grado de cercanía con los hijos, mientras que a las madres les da la libertad para alcanzar metas profesionales.    La paternidad comprometida se ve influenciada por tres aspectos: motivación, habilidad y autoconfianza. Tres palabritas muy importantes para lograr la felicidad de cualquier ser humano.  Un niño que crezca en un ambiente sano espiritualmente estará más sano él mismo.   Porque en la paternidad, cada cual siembra lo que recoge.  




Terapia

Las semillas del rey

Había una vez un magnánimo rey que tenía tres hijos, y quería elegir a uno para ser su heredero universal. Era muy difícil, dado que los tres eran muy inteligentes y valientes, cualidades necesarias para ser regentes. Sin embargo, este rey pensaba que eran imprescindibles otros valores para legislar su reino. Como no tenía forma de decidir adecuadamente, pues eran trillizos, le preguntó a un gran sabio, y este le sugirió una idea.         
El rey volvió a su casa, reflexionó y reunió a sus tres hijos. Le dio a cada uno una bolsa con semillas y les dijo que él se iba a un peregrinaje para encontrar el sentido de su reinado. "Me tomará un tiempo volver, quizá uno o dos años, e incluso mucho más, y ésta es una especie de prueba para vosotros. Tendréis que devolverme estas semillas cuando regrese. Aquel que mejor las proteja se convertirá en mi heredero". Dicho esto, el rey partió hacia un destino desconocido.            
El primer hijo se preguntó: "¿Qué debería hacer con estas semillas? y las guardó en una caja de seguridad de hierro, porque al regresar su padre debía devolverlas como las había recibido y no debía ni podía desobedecer sus órdenes".                
El segundo hijo pensó: "Si las guardo como hizo mi hermano, morirán. Y una semilla muerta no es una semilla. De modo que fue al mercado, vendió las semillas y guardó el dinero. Y se dijo: "Cuando mi padre regrese iré al mercado, compraré semillas nuevas y le devolveré unas semillas mejores que las que me entregó ya que así mi padre se dará cuenta que he sabido ser muy ingenioso y con pocos recursos he sabido obtener unas mejores".      
El tercer hijo pensó: "Si las guardo para que se conserven si no les da la luz del sol morirán, si las vendo obtendré unas monedas aunque no serán las mismas semillas; en cambio si las siembro.... y eso fue justamente lo que hizo, sembró las semillas y esperó a que dieran su fruto".       Y así, fue cosechando las semillas que su padre tan amorosamente le había entregado antes de marcharse a su peregrinación. Sus hermanos, entre tanto, se reían de él y pensaban que era un esfuerzo en vano. Su padre sólo les había pedido que le devolvieran lo que les había dado. Además ellos eran ricos y no necesitaban trabajar.     
El consejo de su padre había sido muy claro. Dejaría su herencia a quien protegiera mejor las semillas.  
Después de tres años, cuando el padre regresó, el primer hijo abrió su caja fuerte. Y se vieron claramente todas las semillas muertas, apestaban, y el padre le dijo: "¡Qué! ¿Son éstas las semillas que te di? Tenías la posibilidad de hacerlas crecer y germinar, y ahora están podridas. ¡Estas no son mis semillas!".     
Fue entonces cuando el segundo hijo fue al mercado a comprar nuevas semillas. Volvió a la casa y se las presentó a su padre. El padre dijo: "Estas no son las semillas que yo te entregué. Tu idea es un poco mejor que la de tu hermano; sin embargo, no tienes las cualidades que yo quisiera para mi sucesor. Tu comportamiento es el de un calculador avaricioso".  
El rey se acercó con gran esperanza y cierto temor a su último hijo. "Y tú, hijo, ¿Qué has hecho con las semillas que te encargué?".  El tercer hijo pidió a su padre que le acompañara a ver los campos que había sembrado año tras año desde su marcha. Y le dijo: "Padre, las semillas que me has dado están en estos campos. Cuando recoja la cosecha podré devolvértelas. Estos campos han ampliado tu fortuna y han servido para alimentar a tus empleados. La labor la han realizado labriegos que no tenían trabajo, y así han podido proteger a sus familias. Pensé que era más sabio sembrar que guardar unas semillas hasta que volvieras". 
Y el padre contestó: "Tú eres mi heredero. Es así como deberíamos actuar todos con las semillas que la vida nos ofrece".

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