Máxima:


"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así... no dosifiques los placeres, si puedes, derróchalos. Si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad, hoy puede ser un gran día date una oportunidad... Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día, !y mañana también!" Joan Manuel Serrat

Inicio

08 febrero, 2011

¿Cómo pone usted su "granito de arena"?

Muchas veces escuchamos decir: “si cada uno pone su granito de arena...”  Y poner un grano de arena quiere decir hacer una pequeña contribución.  Hay quienes piensan que lo que hacen no vale, que es muy poco o que jamás ayudará en nada. Sin embargo todo lo que hacemos, siempre que sea para construir, cuenta.  Con muchos granitos de arena se hace una pila enorme; con muchas poquitos de cada cual aportando se hacen obras inmensas.

Por ejemplo, en la familia, lo poco que hacen los niños cuando son independientes, o la contribución de los ancianos, es muy válida, a pesar de que por su edad, puedan hacer poco.   Igual sucede en la sociedad, en los centros de trabajo, en los proyectos comunitarios, en la cultura… hay personas que siempre están apoyando, que no son los protagonistas, pero su trabajo anónimo es el que apuntala los logros.   En todas partes hay un ser así, anónimo, que pasa desapercibido, pero cuyo trabajo, cuyo granito de arena vale mucho.   ¿Cuál es el granito de arena que usted aporta a la sociedad?  ¿Y a su familia? ¿Conoce personas cuyo trabajo es anónimo, pero muy importante? ¿Pueden las pequeñas cosas ser más valerosas que las grandes?  

Desarrollo

Todos queremos ser mejores, queremos superarnos. Pero lo queremos lograr haciendo algo grande. O queremos alcanzar la perfección, pero lo dejamos para mañana porque ahora tenemos muchos problemas.     Y la vida se nos va y no nos damos cuenta que la vida es la suma de los instantes en que vamos dejando pasar todas y cada una de las pequeñas cosas diarias que nos acompañan. En las cosas pequeñas está el verdadero éxito si las sabemos vivir, si sabemos convertir lo ordinario en extraordinario.   En nuestro diario convivir con los demás, ¿por qué no somos más tolerantes, más generosos? ¿Por qué pensamos siempre en nosotros y en todo lo que nos satisface?  Si en todas las cosas, por pequeñas que sean, ponemos el máximo esfuerzo de hacerlas bien, el resultado será al final de la jornada, un día bueno.       Las cosa simples, pequeñas, vienen a nosotros, salen a nuestro paso en el diario vivir. Es ahí donde tenemos que tener el ánimo presto y la voluntad necesaria.    Es el momento de saltar de la cama, a su hora, para no llegar tarde y cumplir con nuestro deber. Es el momento de hacer con gusto ese trabajo que tanto nos fastidia hacerlo. Es brindar esa sonrisa al compañero, buscarle alguna virtud en vez de dejarnos llevar por la fácil pendiente de la crítica. Es saber escuchar; saber esperar un rato más; es estar siempre dispuestos a servir en vez de ser servidos; es paciencia ante las personas o cosas que quieren sacarnos de quicio; es esperanza, es amor.    Es ese toque de alegría en nuestra rutina que tanto necesitamos.   Estos son solo algunos ejemplos de las pequeñas cosas que podemos hacer para tener un mundo mejor.

Una reflexión, para variar

Seguimos con esta reflexión que se llama El Placer de servir, y la escribió Gabriela Mistral.      Dice así: “Toda la naturaleza es un anhelo de servicio; sirve la nube, sirve el aire, sirve el surco. Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú; donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú; donde haya un esfuerzo que todos esquiven, acéptalo tú.         Sé el que aparte la estorbosa piedra del camino, sé el que aparte el odio entre los corazones y las dificultades del problema.
Existe la alegría de ser sano y de ser justo; pero hay, sobre todo, la hermosa, la inmensa alegría de servir.         ¡Qué triste sería el mundo si todo en él estuviera hecho, si no hubiera rosal que plantar, una empresa que acometer!  Que no te atraigan solamente los trabajos fáciles: ¡Es tan bello hacer lo que otros esquivan!   Pero no caigas en el error de que sólo se hace mérito con los grandes trabajos; hay pequeños servicios que son buenos servicios: Adornar una mesa, ordenar unos libros, peinar una niña. Aquél es el que critica, éste es el que destruye, sé tú el que sirve.     El servir no es una faena de seres inferiores. La naturaleza, que da el fruto y la luz, sirve. Pudiera llamársele así: La que sirve. Y tiene sus ojos fijos en nuestras manos y nos pregunta cada día: ¿Serviste hoy? ¿Al árbol? ¿A tu amigo? ¿A tu madre?”.
    

¿Qué es la arena movediza?

Y ya que estamos hablando de poner un granito de arena, qué les parece si averiguamos qué es la arena movediza.  La arena movediza es un hidrogel coloide, constituido por una mezcla de material finamente granulado (tal como arena o fango), arcilla y agua. Las arenas movedizas cuando no son perturbadas por un agente exterior, suele aparecer como una materia sólida (de forma “gelatinosa”). Pero al menor cambio en las tensiones en la arena (menos del 1%) causa una repentina disminución de su viscosidad.  Tras la perturbación inicial -como podría ser el hecho de que una persona camine sobre ellas- el agua y la arena se separan, formándose regiones densas de arena sedimentada.    Para poder moverse en las arenas movedizas debe aplicarse la presión suficiente en la arena condensada e introducir la cantidad necesaria de agua como para poder licuarla. La fuerza requerida para salir de ellas es demasiado importante: para mover un pie en las arenas movedizas a una velocidad de un centímetro por segundo se requiere la misma fuerza que hay que invertir para “levantar un carro de tamaño mediano” (o sea, ejercer una fuerza de más de una tonelada).         Otra manera más efectiva de zafarse del hundimiento, es impulsarse vigorosamente con los brazos hacia arriba y hacia atrás y caer de espaldas ofreciendo una mayor superficie corporal. Y luego arrastrarse lentamente de espaldas casi nadando para salir del sector.  

La nota final

Una caricia, una sonrisa, una frase amable, una mirada tierna, alguien que se paró a escucharnos, un beso, una palabra de aliento, una tarde soleada, una carta o un mensaje de alguien que está lejos, el estreno de unos zapatos o de un vestido que fue un sacrificio comprar, un encuentro con alguien que hacía mucho tiempo que no veíamos, un perdón, una reconciliación, ver un capullo convertido en flor, mirar la lluvia que lava y moja las hojas de los árboles, el olor a tierra húmeda, una puesta del sol, contemplar el mar y sus cambiantes olas, la caricia de la brisa al tardecer, una noche estrellada, sentir una mano pequeñita y confiada en la nuestra, saber que en nuestro hogar hay alguien que nos espera con amor, tener la fortuna de una sincera y buena amistad... Son solo otras muestras de las pequeñas cosas que tenemos y que a veces no valoramos.   Pequeños granitos de arena en la vida, para hacerla más llevadera.  Son tantas y tantas cosas que a las que no les damos el valor que tienen. Cosas que dejamos pasar sin darles importancia y que son ellas las que, sin hacerse notar, nos dan la felicidad.     Esa felicidad sencilla y simple pero inmensamente grandiosa de las cosas pequeñas. Aprendamos a ser felices con ellas pues el que sabe aprisionarlas y gozarlas, bien puede decir que encontró la mágica fórmula para ser feliz. No las dejemos ir sin darles el valor que tienen. No dejemos pasar el día sin reconocer cada una de las pequeñas cosas que nos ayudaron, que nos hicieron sentir mejor.  Terminamos con un poema titulado Las Cosas Pequeñas.
La fuente quiere ser río
y el río quiere ser mar,
y el mar...sueña con que es fuente
y que ha vuelto allí a brotar.
Imponente y majestuoso,
añora y vuelve a añorar,
aquellos riscos y flores
donde dejó su cantar,
por donde pasó tan niño,
con prisa y en loco afán
de convertirse en gran río
y por fin, en un gran mar.

Tanto corrió, corrió tanto
que apenas pudo gozar
de las cosas pequeñitas,
que tan fácil dejó atrás.
¡Ay, las cosas pequeñitas, simples,
que no nos dan más...
ay esas cosas tan simples,
cómo se van y se van!
Sin darnos cuenta se escapan...
mientras que ciegos andamos
buscando felicidad.
La fuente quiere ser río
y el río quiere se mar
y el mar...se ha vuelto salado,
¡quizá de tanto llorar!




La terapia del día

El valor de las pequeñas cosas

Aprende a escuchar el valor de las pequeñas cosas, de los acontecimientos.
Verás que todo habla, todo se comunica contigo.
Con cada falta de delicadeza, hiero un poco a aquellos que me aman.
Con cada desatención, no soy educado.
Con cada mirada de desprecio, alguien resulta golpeado.
Con cada gesto de impaciencia, doy una bofetada invisible a los que viven a mi lado.
Con cada perdón que niego, va un pedazo de mi egoísmo.
Con cada resentimiento que esbozo, revelo algo de mi amor propio herido.
Con cada palabra áspera que digo, pierdo algunos puntos para el cielo.
Con cada limosna que niego, alejo más triste a un pobre.
Con cada juicio malicioso, aflora mi lado mezquino.
Con cada burla que hago, peco contra el silencio.
Con cada llanto que enjuago, hago más feliz a mi hermano.
Con cada sonrisa que desparramo, planto una esperanza.
Con cada espina que clavo, lastimo el corazón de un semejante.
Con cada espina que arranco, alguien besará mi mano.
¡Con cada rosa que ofrezco los ángeles me sonríen!

No hay comentarios: