Máxima:


"Hoy puede ser un gran día, plantéatelo así... no dosifiques los placeres, si puedes, derróchalos. Si la rutina te aplasta dile que ya basta de mediocridad, hoy puede ser un gran día date una oportunidad... Pelea por lo que quieres y no desesperes si algo no anda bien. Hoy puede ser un gran día, !y mañana también!" Joan Manuel Serrat

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21 octubre, 2010

¿Deben tener responsabilidades los niños pequeños?

Responsabilidad es una palabra muy seria, que nos exigen toda la vida. La palabra responsabilidad proviene del latín “responsum”, que es una forma de ser considerado sujeto de una deuda u obligación.  Responsable es aquel que conscientemente es la causa directa o indirecta de un hecho. La responsabilidad es además la virtud individual de concebir libre y conscientemente las máximas universales de nuestra conducta.    La responsabilidad es un valor que está en la conciencia de la persona, que le permite reflexionar, administrar, orientar y valorar las consecuencias de sus actos, siempre en el plano de lo moral.   La responsabilidad también nos ayuda a valorar a los demás y a no causarles daño.  Muchos creen que la responsabilidad se adquiere con la madurez.  Pero lo cierto es que se aprende desde la niñez.   De cómo fomentar la responsabilidad en los niños pequeños estamos hablando hoy.  ¿Cree que los niños pequeños pueden ser responsables? ¿Qué responsabilidades tienen ellos? ¿Cómo ayudarles a ser responsables?

Estilos disciplinarios de los padres
Ahora les mecionaré los estilos disciplinarios más comunes y quiero que me diga, de acuerdo a ellos, ¿cuál predominaba en su hogar durante la niñez? ¿Cuál practica o practicará con sus niños?
- Mamá o Papá Sargento. Estilo disciplinario basado en la autoridad y el control por parte de los adultos, a menudo con la intención de proteger a los niños. Las reglas se imponen como órdenes, de manera dura y rígida. Ya que no hay diálogo, los niños no aprenden a pensar ni a tomar decisiones, sólo aprenden a seguir instrucciones. La relación entre los padres y los hijos tiende a ser fría y distante. Especialmente cuando se utiliza el castigo físico, los niños obedecen a los padres, más por temor que por respeto.
- Mamá o Papá Salvavidas. Muchas veces se aplica como reacción opuesta a los padres haberse criado con un estilo Sargento extremo. El estilo disciplinario Salvavidas carece de límites claros y de consecuencias para la conducta. Los padres complacen en todo a los niños, y no les enseñan lo que significa "no" o "basta." Sin reconocer orden ni autoridad, los niños no aprenden a seguir reglas ni a ser responsables por su comportamiento. La relación entre los padres y los hijos tiende a ser una entre iguales, y cuando los niños enfrentan límites o consecuencias por su conducta, los padres vienen a su rescate. Los niños tienden a crecer creyendo que lo merecen todo, y que pueden violar las leyes con impunidad.
- Mamá o Papá Sabio. Estilo disciplinario que combina lo mejor de los estilos Sargento y Salvavidas. Los padres establecen reglas razonables, límites claros, y consecuencias consistentes pero flexibles. Al haber diálogo, los niños aprenden a pensar y a tomar decisiones. Al no haber abuso, los niños aprenden a respetar y a asumir responsabilidad por su conducta. Se cultiva una relación estrecha y cálida entre padres e hijos, sin olvidar que "Donde manda capitán, no gobierna marinero."
Hay ocasiones en las cuales el estilo Sargento o el estilo Salvavidas son apropiados. Por ejemplo, si tu pequeño intenta cruzar la calle en medio del tráfico, es hora de imponer tu autoridad de manera firme y absoluta, y de rescatarlo de inmediato. Y si tu niña es víctima de trato injusto, puedes salir en su defensa. Pero en la mayor parte de las situaciones de la vida diaria el estilo disciplinario de Mamá o Papá Sabio es el más efectivo a largo plazo, pues fomenta relaciones sanas entre los adultos y los niños, mientras éstos desarrollan su juicio y carácter.    

Conclusión:

Una de las tareas más importantes dentro de la formación de nuestros hijos es la de enseñarles a hacer responsables. Este valor se debe inculcar desde que los niños son pequeños y no cuando empieza a tener problemas con ellos porque no ayudan en las tareas de la casa ni tampoco cumplen con sus obligaciones personales.    Para lograr que los niños comprendan y pongan en práctica el sentido de resposabilidad, se requiere de información, orientación, paciencia, constancia, confianza; permitiéndole que participe en la toma de decisiones, darle oportunidad de asumir el resultado de sus acciones, comprender los fracasos y limitaciones y elogiar sus logros.           Todo esto, haciéndole saber que cuenta con el afecto y apoyo incondicional de su padre y madre, pero también no debe de olvidar un aspecto esencial, enseñarle con el ejemplo; es más fácil que el niño aprenda este valor si sus padres los practican constantemente.
Las medidas que los padres deben llevar a cabo para fomentar este valor son:
•    Establecer normas que sirvan como punto de referencia, las cuales el niño asumirá conforme vaya creciendo.
•    Comience por ponerle tareas simples para luego y poco a poco ir pidiéndole otras más complejas.
•    Sea muy claro al decirles a sus hijos lo que usted espera de ellos.
•    Dígale paso a paso lo que los niños deben hacer.
•    Enséñeles a valerse por sí mismos, a enfrentarse a las dificultades, a conocer el valor de las cosas. Hágales ver que su esfuerzo es algo natural, no un medio para conseguir una meta.
•    Aunque los niños sean pequeños, debe haber algo en la casa que puedan hacer como recoger sus juguetes, poner la mesa, hacer el agua, sacudir. De igual manera la responsabilidad está presente cuando los hace concientes de que deben cumplir con los reglamentos de alguna actividad extraescolar que realicen, incluyendo las dificultades que esta conlleve. Acuérdese de que las tareas deben tener una dificultad moderada y progresiva, y sobre todo adecuarlas a la edad y capacidad del niño.
•    Nunca se responsabilice de las tareas que los hijos deben cumplir, se les puede ayudar, orientar, asesorar, pero no asumir esas responsabilidades de forma que el niño se desentienda.
•    Por último, manténganse firme y no pierda la paciencia.
Enseñar responsabilidades a su hijo desde pequeño asegurará a una persona de bien en el futuro, lejos de ser un inútil o un irresponsable.

La terapia del día

Un encargo insignificante

El día de los encargos era uno de los más esperados por todos los niños en clase. Se celebraba durante la primera semana del curso, y ese día cada niño y cada niña recibía un encargo del que debía hacerse responsable durante ese año. Como con todas las cosas, había encargos más o menos interesantes, y los niños se hacían ilusiones con recibir uno de los mejores. A la hora de repartirlos, la maestra tenía muy en cuenta quiénes habían sido los alumnos más responsables del año anterior, y éstos eran los que con más ilusión esperaban aquel día. Y entre ellos destacaba Rita, una niña amable y tranquila, que el año anterior había cumplido a la perfección cuanto la maestra le había encomendado. Todos sabían que era la favorita para recibir el gran encargo: cuidar del perro de la clase.
Pero aquel año, la sorpresa fue mayúscula. Cada uno recibió alguno de los encargos habituales, como preparar los libros o la radio para las clases, avisar de la hora, limpiar la pizarra o cuidar alguna de las mascotas. Pero el encargo de Rita fue muy diferente: una cajita con arena y una hormiga. Y aunque la profesora insistió muchísimo en que era una hormiga muy especial, Rita no dejó de sentirse desilusionada.      La mayoría de sus compañeros lo sintió mucho por ella, y le compadecían y comentaban con ella la injusticia de aquella asignación. Incluso su propio padre se enfadó muchísimo con la profesora, y animó a Rita a no hacer caso de la insignificante mascotilla en señal de protesta. Pero Rita, que quería mucho a su profesora, prefería mostrarle su error haciendo algo especial con aquel encargo tan poco interesante: - Convertiré este pequeño encargo en algo grande -decía Rita.
Así que Rita investigó sobre su hormiga: aprendió sobre las distintas especies y estudió todo lo referente a sus hábitats y costumbres, y adaptó su pequeña cajita para que fuera perfecta. Cuidaba con mimo toda la comida que le daba, y realmente la hormiga llegó a crecer bastante más de lo que ninguno hubiera esperado...
Un día de primavera, mientras estaban en el aula, se abrió la puerta y apareció un señor con aspecto de ser alguien importante. La profesora interrumpió la clase con gran alegría y dijo: - Este es el doctor Martínez. Ha venido a contarnos una noticia estupenda ¿verdad?
- Efectivamente. Hoy se han publicado los resultados del concurso, y esta clase ha sido seleccionada para acompañarme este verano a un viaje por la selva tropical, donde investigaremos todo tipo de insectos. De entre todas las escuelas de la región, sin duda es aquí donde mejor habn sabido cuidar la delicada hormiga gigante que se les encomendó. ¡Felicidades! ¡Serán unos ayudantes estupendos!
Ese día todo fue fiesta y alegría en el colegio: todos felicitaban a la maestra por su idea de apuntarles al concurso, y a Rita por haber sido tan paciente y responsable. Muchos aprendieron que para recibir las tareas más importantes, hay que saber ser responsable con las más pequeñas, pero sin duda la que más disfrutó fue Rita, quien repetía para sus adentros "convertiré ese pequeño encargo en algo grande”.

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